martes, 6 de septiembre de 2011

Oraciones

ORACION

Ojalá, Señor, te llegue mi voz. Aquí estoy.
Sin grandes palabras que decir.
Sin grandes obras que ofrecer.
Sin grandes gestos que hacer.
Sólo aquí. Sólo. Contigo.

Recibiré aquello que quieras darme:
luz o sombra. Canto o silencio.
Esperanza o frío. Suerte o adversidad.
Alegría o zozobra. Calma o tormenta.

Y lo recibiré sereno, con un corazón sosegado,
porque sé que tú, mi Dios estás conmigo.
Tú me has llamado
y me mantienes en tu Compañía.
Haz que otros puedan unirse a tu proyecto,
que desde hace años también es el mío.

Y así sigo, Señor.
Aquí, sin más, bebiendo de tu Vida.
En silencio.
Contigo, con otros,
sabiéndote resucitado.

 

 

Es lo que es

No tiene sentido, dirá la razón.
Es lo que es, dice el amor.

Es la desdicha, dirá el cálculo.
No es más que dolor, dirá el miedo.
Es inútil, dirá la sensatez.
Es lo que es, dice el amor.

Es irrisorio, dirá la autosuficiencia.
Es la ligereza, dirá la prudencia.
Es imposible, dirá la experiencia.
Es lo que es, dice el amor.

Oracion

Presta oído, Señor, respóndeme
si me siento desamparado.
Guarda mi vida, que te soy fiel,
ayúdame, que confío en ti.

Tú eres mi Dios, ten piedad
que te llamo todo el día.
Alégrame cuando me vuelvo a ti,
tú que eres bueno y misericordioso
con quienes te invocan.

Escucha, Señor, mi súplica,
haz caso a mi ruego,
que en el peligro y la dificultad
te llamo
porque tú solo eres mi Dios.

Enséñame, Señor, tu camino
para que lo siga con fidelidad.
Tranquiliza mi corazón
al pronunciar tu nombre

¡Ay, Dios! cuando me asedian
incertidumbres, vacíos,
problemas, tristezas o decepción,
lléname tú de vida,
da fuerzas a tu hijo,
alienta mi pequeñez
tú que siempre me auxilias.

Orar

Unifica en ti
mis dispersiones.

Apaga mis seducciones
que me precipitan al vacío.

Disuelve mis miedos
que me paralizan en la muerte.

Fija mi deseo
sólo en ti.

Acoge en tu descanso
lo que soy y lo que fui.

Quiero buscarte

“¡Te necesito, Señor!, porque sin Ti mi vida se seca.
Quiero encontrarte en la oración, en tu presencia inconfundible,
durante esos momentos en los que el silencio se sitúa de frente a mí, ante Ti.
¡Quiero buscarte!

Quiero encontrarte dando vida a la naturaleza que Tú has creado;
en la transparencia del horizonte lejano desde un cerro,
y en la profundidad de un bosque que protege
con sus hojas los latidos escondidos de todos sus inquilinos.
¡Necesito sentirte alrededor!

Quiero encontrarte en tus sacramentos,
En el reencuentro con tu perdón,
en la escucha de tu palabra,
en el misterio de tu cotidiana entrega radical.

¡Necesito sentirte dentro!
Quiero encontrarte en el rostro de los hombres y mujeres,
en la convivencia con mis hermanos;
en la necesidad del pobre y en el amor de mis amigos;
en la sonrisa de un niño y en el ruido de la muchedumbre.

¡Tengo que verte!
Quiero encontrarte en la pobreza de mi ser,
en las capacidades que me has dado,
en los deseos y sentimientos que fluyen en mí,
en mi trabajo y mi descanso y, un día,
en la debilidad de mi vida, cuando me acerque
a las puertas del encuentro cara a cara contigo”.

Adónde iré lejos de tu aliento?

«¿Adónde iré lejos de tu aliento?
¿Adónde escaparé de tu mirada?
Escalo el cielo, allí estás tú;
si me acuesto en el abismo,
allí te encuentro» (Salmo 139).

Te anuncias en la palabra
y te apareces en el silencio.

Manifiestas tu amor en el don de la vida,
agotas tu entrega en el don de tu muerte.

Eres deslumbrante en el prodigio del día,
nos fascinas en el misterio de la noche.

Culmen de tu creación son los hombres más santos,
y de tu fidelidad, los hombres más perversos.

Expresión de tu fuerza liberadora, los oprimidos,
y de tu paciencia y respeto los opresores.

Inagotable artista en todo lo bello,
presencia callada y fuerte en lo deforme.

Tus posibilidades sin fin nos señalan los genios,
tu cuestionamiento solidario los hombres rotos.

Sólo nos revelarás tu obra cuando haya rodado toda la historia,
pero ya puedes iluminar de plenitud la fugacidad del instante.

Tú nos llamas sin fin desde el horizonte,
nos llenas de tu presencia en cada rincón del camino.

Nunca te atraparé en la codicia de la perfección,
pero ya desbordas de luz y futuro todo mi límite.

En el corazon de Jesús

Quiero hablar de un amor infinito
que se vuelve niño frágil,
amor de hombre humillado.
Quiero hablar de un amor apasionado.

Con dolor carga nuestros pecados
siendo rey se vuelve esclavo,
fuego de amor poderoso.
Salvador, humilde, fiel, silencioso.

Amor que abre sus brazos de acogida,
quiero hablar del camino hacia la vida,
corazón paciente, amor ardiente,
quiero hablar de aquel que vence a la muerte.

Quiero hablar de un amor generoso,
que hace y calla, amor a todos
buscándonos todo el tiempo,
esperando la respuesta, el encuentro.

Quiero hablar de un amor diferente,
misterioso, inclaudicable,
amor que vence en la cruz.
Quiero hablar del corazón de Jesús

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