martes, 6 de septiembre de 2011

VIVIR HOY NUESTRA ESPIRITUALIDAD DESDE EL

En todos nosotros está aflorando y sintiéndose hondamente una nueva conciencia espiritual. Formas tradicionales de vivir la espiritualidad no nos plenifican y renovadas experiencias personales y de otras personas que han ido encontrando la luz interior, nos muestran que estamos en la dirección correcta y que es necesaria una integración de nuestras tradiciones espirituales con esta nueva conciencia espiritual.

Las reflexiones siguientes pretenden recoger e integrar algunas claves de la espiritualidad ignaciana con la nueva conciencia espiritual que estamos construyendo a partir de los avances de la ciencia y de nuestras propias tomas de conciencia cotidianas. Al compartirlas con algunos de ustedes he visto en otros y en mí mismo su valor y su riqueza.

Obviamente, el texto guía que nos permite acercarnos a las claves de la espiritualidad ignaciana es el libro de Jean Claude Dothel S.I., “La Espiritualidad Ignaciana, claves de referencia”. Y, de otra parte, sobre la nueva visión espiritual, nos hemos basado en muchos otros libros que nos han comunicado la tradición espiritual, los nuevos interrogantes de la ciencia actual y la reflexión de quienes viven despiertos a la realidad de lo divino y se han puesto en contacto con la energía espiritual que nos inunda a todos maravillosamente.

Pretendo, en consecuencia, recoger el camino recorrido por todos nosotros con la lectura y la reflexión sobre el libro de Dothel y procurar abrir nuevos horizontes al camino iniciado por nosotros el cual, como en Ignacio de Loyola, está llamado a convertirse en cada uno en su propio y diario peregrinaje espiritual y humano.

Permítanme, por tanto, presentarles suscintamente las grandes líneas de un camino que para muchos de nosotros está siendo entusiasmante y renovador. Al final, recogeremos alguna bibliografía básica que nos permitirá conocer mejor y profundizar esta conciencia espiritual nueva que el hombre y la mujer de hoy sienten tan profundamente.


I PARTE: Algunos rasgos de la espiritualidad del hombre y de la mujer de hoy.

1. Desde el punto de vista de la reflexión de la ciencia actual sobre el universo, la aventura de la vida en este planeta nos plantea los grandes interrogantes de quiénes somos, de dónde venimos y cuál puede ser nuestro destino como seres personales y como especie humana. Son interrogantes muy hondos que preguntan finalmente por el sentido y esta es precisamente una de las claves de la espiritualidad actual. Los libros de Carl Sagan sobre el tema son particularmente iluminadores: Cosmos, Un punto azul pálido (una visión del futuro humano en el espacio), y Sombras de antepasados olvidados. Todos ellos son la expresión de la búsqueda del sentido por nuestro lugar en el universo. Esta nueva visión nos augura un futuro vivificante, con un sorprendente impacto espiritual. Es este mismo sentido están los libros tan inspiradores y serios del jesuita Teilhard de Chardin en, por ejemplo, la Energía humana y el Grupo Zoológico humano. Y ni se diga del profundísimo libro suyo titulado “El Medio Divino”. Rasgos claros de la Contemplación para alcanzar Amor de San Ignacio nos aparecen espontáneamente al leerlos meditativamente.

“El significado de nuestras vidas y de nuestro frágil planeta –expresa Carl Sagan- viene únicamente determinado por nuestra propia sabiduría y coraje. Somos nosotros los guardianes del sentido de la vida…” (C. Sagan, Un punto azul pálido, p.57).

2. Desde el punto de vista de las personas vinculadas a diversas tradiciones religiosas algunas de ellas ancestrales, ya desde mediados del siglo pasado, se han venido construyendo nuevas formas de percibir cómo lo divino obra en nuestras vidas. Es como una nueva forma de sentir y abordar la vida. Es la aparición de la conciencia espiritual en el planeta tierra de una manera masiva. Y todo parece conducirnos a encontrar una misión personal y una forma propia de elevar la vida del planeta tierra. Básicamente el proceso se vive de la siguiente manera:

2.1 Todo lo existente y, por tanto, el universo mismo, es un campo de energía sagrada que si nos conectamos a ella por las coincidencias que diariamente nos acontecen, se crea una enorme sinergia y ésta aumenta el ritmo de las coincidencias en nuestra vida. El contacto con el universo y con la naturaleza de nuestro planeta azul nos llena de energía, nos serena e interioriza, permitiendo aflorar lo mejor de nosotros mismos, una fuerza de amorización que nos invade y se irradia a todos los que nos rodean.
2.2 Nuestra nueva conciencia de acontecimientos sincronizados y de coincidencias sorprendentes es sólo la percepción o la experiencia de nuestra conexión con esa fuerza divina. La coincidencia y las acontecimientos sincronizados son la clave que nos puede guiar hacia la oportunidad o la respuesta que buscamos. Cómo se experimenta la presencia divina?, se preguntan muchos. Cómo es realmente estar en armonía con la intención divina?, se preguntan otros. Este contacto con las coincidencias y los acontecimientos sincronizados son los primeros pasos para vivir nuestra nueva conciencia espiritual y colocarnos en la dirección correcta.
2.3 Desafortunadamente, en el mundo de nuestras relaciones interpersonales se da el hecho de competir con la energía de los otros seres humanos y esto nos debilita, nos roba energía, y es la causa segura de prácticamente todos los conflictos del mundo actual… Nosotros robamos energía a otros y otros nos roban también energía a nosotros. Esto es muy doloroso y podría perfectamente no ser así.
2.4 La inseguridad y la violencia terminan cuando experimentamos una conexión interior con la energía divina interna, conexión descrita por todos los místicos de todos los tiempos. Algunos la llaman el contacto con “el maestro interior”. El sentido de entusiasmo y la constante sensación de amor son las medidas de esta conexión. Su aparición es el origen de la verdadera conexión.
2.5 Cuando nos desconectamos de esa fuente de energía interna (el silencio interior, por ejemplo) empezamos a robarle energía a los demás… al conectarnos de nuevo reasumimos el crecimiento personal y comprendemos mejor nuestra misión espiritual… Ignacio de Loyola lo vivió en forma de los primeros procesos de su discernimiento espiritual. Sobre este punto fundamental volveremos posteriormente.
2.6 El fluir de la vida personal, en este contexto de estar despiertos y atentos, nos conduce a las respuestas más profundas que llevamos en el alma y que nos son dadas por otros seres humanos, por las circunstancias de la vida, por la energía que otros nos comunican…
2.7 El contacto y el servicio a los demás, fruto concomitante del proceso anterior, asegura la ética interpersonal y de la humanidad.
2.8 Mientras más aumente esta masa crítica de personas alertas y despiertas en el contexto indicado, más rápido descubriremos el sentido de nuestra existencia humana. El más profundo sentido de la vida!
2.9 Las coincidencias parecen ser el cómo de la evolución interior y personal. La vida espiritual es dinámica y es una vida. Se trata, como expresaba Antony de Mello S.I., de un despertar. Despertar al proceso interior, al sentido de la vida, al crecimiento interior y de la humanidad…

II PARTE: Espiritualidad y vida en el cristianismo.

1. El Padre Dothel expresaba que la espiritualidad tiene que ver con una manera de hablar de Dios, con un camino para ir a Dios y con una “familia”, como él explica, espiritual (Cfr. la introducción de su libro). Personalmente prefiero la definición que expresa el Padre José María Castillo S.I., teólogo de nuestra Facultad de Teología de Granada. Espiritualidad es la forma de vivir de aquellos que se dejan llevar por el Espíritu de Dios (Cfr. su artículo, p.8). ambas expresiones de espiritualidad pueden complementarse si saben leerse. Pero el valor de la segunda es que compromete con el proyecto de Jesús. Esto significa que la espiritualidad que presenta el Evangelio, funde la causa de Dios con la causa de la vida, hasta tal punto, expresa, que la predicación y el comportamiento de Jesús nos vinieron a decir lo siguiente: los seres humanos encontramos a Dios en la medida, y sólo en la medida, en que defendemos la vida, respetamos la vida y dignificamos la vida.
2. La espiritualidad que presenta el Evangelio es un proyecto centrado en los otros, orientado a los demás, con la intención puesta en aliviar el sufrimiento humano o, más exactamente, se trata de un proyecto centrado en la defensa de la vida, el respeto de la vida y la lucha por la dignidad de la vida (ibíd., p.9).
3. Cómo y dónde podemos los seres humanos encontrarnos y encontrar a Dios y relacionarnos con él? En definitiva, responde, los que se afanan por la vida de los demás, ésos son los que encuentran a Dios (ibíd.).
4. Muchos pueden ver la religión como un obstáculo para vivir, desarrollar y disfrutar la vida en toda su plenitud y con todas sus potencialidades. Muchas veces para vivir la vida con todas sus posibilidades, su gozo y su alegría, hay que prescindir del Dios que nos han enseñado tantas veces (ibíd., p. 7).
5. Ahora bien, según el mensaje del Reino, al Dios de Jesús se le encuentra “curando los achaques y enfermedades del pueblo” (Mt. 4,23), “resucitando muertos, limpiando leprosos y echando demonios” (Mt. 10,7). De manera que la llegada del Reino de Dios o sea, la señal de que los seres humanos encontramos a Dios, es que se expulsa a los demonios (Lc. 11,20). Lo que, dicho de otra manera, significa que la señal de nuestro encuentro con Dios es la liberación de cuanto oprime la vida, la limita o la hace indigna, de la manera que sea (ibíd., p.9).
6. Recientes teólogos han retomado el tema de la Evolución y la Fe para analizar el significado, por ejemplo, de “El Señor que la da vida, punto de partida para una teología de la vida”. Se observa, sin duda, un cambio significativo en el énfasis y en las dimensiones de la teología, renovada por la exégesis y la hermenéutica. (Cfr. Revista “Concilium”, n. 284, pp. 77 y ss.).

III PARTE: El camino Ignaciano de la espiritualidad de la vida.

1. El camino espiritual de los Ejercicios Espirituales, tal como lo plantea el P. Juan Laplace S.I., es una camino de liberación hacia una mayor calidad de vida y de servicio a la vida. Y analiza cómo San Ignacio lleva a cabo en los Ejercicios una Pedagogía de la Oración (clave del encuentro con el maestro interior), la Pedagogía de la Libertad (clave de la opción del servicio al Dios de la Vida) y una Pedagogía de la Durabilidad (clave de la espiritualidad que se deja conducir por el Espíritu a quien no se le fijan plazos sino que El viene y nos lleva a donde le place).

2. Reflexionados los Ejercicios Espirituales (proceso que lleva, como vimos, el Padre Dothel en su libro), nos encontramos que en el capítulo V, último y coronación del libro, Dothel presenta las que llamaríamos actitudes básicas y el equipamiento para vivir la espiritualidad de la vida, la nueva espiritualidad que, despierta y alerta ante los acontecimientos o coincidencias de la vida diaria, nos descubren al Dios de la vida actuante y vivificante en nosotros. Veámoslo en una breve síntesis:

2.1 Ante todo la intención recta o el vivir a Dios lanzándose al servicio de los demás y en el mundo para construirlo y mejorarlo. De esta manera, puedo volverme a las criaturas amándolas como Dios las ama y buscando a Dios en ellas. Ideal incomparable de una vida interior!
2.2 Después buscar el bien más universal a través de la asociación y la cooperación con todos aquellos que en la humanidad buscan el desarrollo de la humanidad.
2.3 Luego la toma de conciencia de que todos los dones son para servir y deben ser cultivados. Con esto, Dothel presenta cómo se resuelven las antinomias ignacianas de humanismo y sobrenaturalismo, de ascetismo y misticismo, de individuo y corporación, de búsqueda de la perfección propia y la salvación del prójimo, y la acción y contemplación… Temas éstos que serán objeto posterior de nuestro análisis en el tercer módulo… El P. Manuel González SI., en su libro “Espiritualidad Ignaciana”, ensayo de síntesis, presenta con brevedad y sabiduría el pensamiento ignaciano.
2.4 La conciencia de que el Señor está contigo!, trabajando por nosotros, acompañándonos, estando a nuestro lado… ese Dios Comunidad de Padre, Hijo y Espíritu Santo que veíamos la última vez y que también será objeto de nuestro análisis posterior. El ejercitante concluye sus Ejercicios con la certeza de ese Dios que ha querido que la libertad y la acción del hombre se desplieguen en todas sus empresas, para que todos sus recursos personales y todo cuanto la creación le ofrece lo utilice para dar gloria a Dios.
2.5 Y, finalmente, el buscar a Dios en todas las cosas, o sea, la conciencia de que la tierra y el universo no son ajenos al hombre porque no son en absoluto ajenos a Dios. El ejercitante sale a su vida ordinaria con unos ojos nuevos para ver al Dios de la vida dándose, comunicándose, estimulando a la construcción de un universo que hoy está en nuestras manos y un planeta tierra que es la casa de todos nosotros como la aldea global…

CONCLUSION

Vivir la espiritualidad del camino ignaciano es, desde lo más profundo de la experiencia de los Ejercicios Espirituales, alcanzar la experiencia interior que transforma la existencia y compromete con el mundo que hoy la ciencia, la sabiduría de las grandes tradiciones religiosas de la humanidad, y el mensaje abierto y vivo del Evangelio nos comunican.

Los énfasis propios o claves de referencia que hemos descubierto al acompañar a Ignacio en su camino espiritual, se pueden convertir para nosotros en un equipamiento adecuado para acercarnos a la insaciable sed espiritual y la nueva conciencia de ser una masa crítica espiritual como hombres y mujeres del mundo de hoy.

Con esto, estamos preparados para introducirnos en el siguiente eje del primer módulo de este Seminario, las dimensiones pedagógicas de la experiencia espiritual de Ignacio de Loyola, de donde brotan y en donde adquieren todo su sentido.

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