viernes, 23 de septiembre de 2011

Para una moral de la ambigüedad de Simone De Beauvoir

El texto nos ofrece un estudio sobre la libertad del individuo. Como entender su libertad desde una sociedad que se organiza con normas y prohibiciones; la antropología que nos propone Simone es muy realista, existencialista, nos sugiere de alguna forma fijar nuestra mirada hacia nosotros mismos en primer lugar, es como una propuesta hacia la individualidad, una individualidad que no nos hace prescindir y que el otro prescinda de nosotros; sino más bien algo que nos va ayuda primeramente a nosotros a conocernos a definirnos, a ser nosotros mismos, para después enfrentar el mundo y relacionarnos con los demás. Simone hace un llamado a la libertad individual del hombre, una libertad comprometida con el mundo, pero una libertad que se busca, se proyecta en y a través de conductas definidas.

También a como hace mucho énfasis a la individualidad, pone en manifiesto como la importancia en atender nuestra sociabilidad, somos seres sociales, somos afectado de una u otra manera por los demás, menciona que “solo el hombre puede ser enemigo para el otro hombre, el es quien puede quitarle el sentido de sus actos y de sus propia vida”, es como hacernos pensar en que no somos islas, somos un conjunto, que “ cada uno depende de los otros y lo que me llega de los otros despende de mi en cuanto a mi sentido”. Es como hacernos ver que nuestra relaciones con los demás no nos va a determinar lo que somos o queremos ser, pero si nos afecta.
 Efectivamente, es un llamado a descubrirnos, a reconocernos como personas importantes, con dignidad humana, que no necesitan de que otros cambien para sentirse pleno y seguro. La libertad ha de encontrarse en cada individuo.

Búsqueda de la “libertad”, es el elemento principal que vienen encarnando el desarrollo de todo el conocimiento “existencialista”, que determina el rompimiento de aquel fenómeno religioso y la concepción de un ser “divino”, que esta en un constante estado de “opresión” que impide el desarrollo de su ejercicio de tomar sus propias decisiones propias y saber administrar su propia libertad.
Esta libertad se encuentra alineada con respecto al individuo que se encuentra frente al ser que ejerce su libertad. No se trata de una libertad que es “exclusiva” y que por medio de mis justificaciones vanas trato de privar al otro individuo y a través de mi “egocentrismo”, no permite la superación de la otra persona sino que trato de acapararlo para mi provecho personal. Por esta “libertad”, es personal en mi vida, pero al mismo tiempo es un derecho “universal “, que no es beneficioso para aquel “tirano” que ha transformado la esclavitud en un mero negocio personal como si se tratará de algo exclusivo; no podemos huir de la realidad de que somos seres sociales, nuestras decisiones afectan a otros  y otras, soy parte de sus vidas como ellos de la mía.

 “Reconocer el reino humano es, reconocer al hombre tanto en el pasado como en el porvenir” (S. Beauvoir).  Entonces reconociendo el pasado reconozco mi historia; sabemos que un hombre solo no puede hacer historia, aquello de que: “Una sola golondrina no hace verano”, mi historia la constituyen “los demás”, por tanto mi libertad no puede prescindir de ellos.
La moral de la ambigüedad es como un discurso de la vida, en la cual la libertad, la rebelión, la sociedad son pues una construcción y sobre todo es una libertad de pensamiento y de esclavitud, es por eso que esa construcción del hombre es la que se construye en el mundo siendo afectado el como ser humano, pero esto no determina todo sino que le da sentido.

Debemos asumir de una manera responsable todos nuestros actos y las de los demás pues todos tenemos derecho a la libertad; pero es necesario que a través de la libertad la forma propia de la norma es para guiarnos, los cuales no son absurdos, sino todo lo contrario; entonces la moral es una construcción social y el ser humano es el proyecto para realizarla.



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